domingo, 12 de mayo de 2013

Crónica de una conferencia


Panel de la risa provocada


Eran las 2:00 p.m., el viento frio del exterior y las pequeñas gotas de lluvia se iban alejando mientras las personas se acercaban cada vez más al auditorio del bloque 38 donde se realizaría la conferencia de Panel de Cibermedios. Dentro de la sala, el clima se emparejaba con el de afuera, las personas entraban y poco a poco las sillas se iban llenando cada vez más, tanto así que la gente optó por sentarse en el piso para poder atender.

Sobre la tarima del auditorio estaban sentados los conferencistas en sillones, uno azul y otro naranja. Cuando la sala estaba a punto de reventar, decidieron dar inicio a la conferencia; en uno de los extremos del auditorio se encontraba Yan Camilo Vergara, director de la Agencia Digital Grupo Videobase y en el otro, estaba Fabián Berrio Velásquez, director de programación de Telemedellín.

Detrás del escenario montado con unas flores en el suelo, dos sillones y cables en regados sobre la madera de la tarima, se encontraba una pantalla en la que proyectaban el material audiovisual que complementaba toda la conferencia y donde la audiencia podía observar las preguntas y comentarios que los diferentes espectadores realizaban mediante twitter.

El tiempo transcurría, los conferencistas hablaban cada vez más a cerca de los proyectos que habían realizado con Telemedellín y de la forma en la que habían tratado de innovar todo ese cuento de la televisión pública, “la televisión hecha por el público”, afirmaba uno de ellos; la audiencia no se mantuvo con el mismo interés con el que inició y el frio de la sala se hacía notar, todos tenían sus chaquetas puestas y los brazos cruzados para obtener un poco de calor,  unos se salían y regresaban, otros simplemente se iban sin la necesidad de volver y los que quedaron dentro del auditorio estaban pendientes de sus celulares, ipads, portátiles o tablets, prestando la mínima atención, los que no lo hacían, estaban muy pendientes e interesados por el tema tomaban nota de todo lo que decían los conferencistas.

De un momento a otro, el auditorio entero se envolvió de las risas de los espectadores que sonaban de lado a lado. “¡MIRA MAMÁ ESTOY EN PANTALLA!” fue el tweet que logró captar la atención de cada persona presente en la sala cuando se proyecto en la pantalla, @Murkyrua, un estudiante que asistió a la conferencia fue el artífice de recoger todas las miradas del público y ponerlas hacia el mismo lugar. La audiencia disfrutó por un corto rato la burla, que segundos después se fue desvaneciendo poco a poco permitiendo que los conferencistas siguieran con su tema a exponer.

De la boca de uno de ellos se desprendieron palabras que despedían al público y agradecían por la asistencia al evento. Los espectadores fueron saliendo uno a uno hasta dejar la sala como la encontraron al entrar, vacía, mientras que los encargados del lugar se disponían a organizar todo para el siguiente evento.

sábado, 11 de mayo de 2013

Una hipótesis probablemente cierta


Lo que siempre nos ocultaron

Seguramente todos hemos escuchado la historia de tres pequeños niños: Wendy, John y Michael; ellos vivían en una casa a las afueras de Londres. Nos han dicho que a Wendy le encantaba contar historias de un “amigo que de vez en cuando la visitaba”, lo curioso es que nunca nos dijeron como este dichoso amigo llegaba a la casa de una niña cualquiera a “observarla dormir”, porque, supuestamente, él nunca se atrevió a hablarle ni a despertarla.

Y siempre me pregunté, ¿cómo Wendy lo conocía si él nunca la despertó? Entonces, al instante noté que siempre hubo una parte de la historia que nos ocultaron y hoy les diré lo que descubrí después de haber investigado en todas las fuentes que estaban a mi alcance.

Wendy estudiaba en un colegio femenino, ella nunca había tenido la oportunidad de hablar con un niño que no fuese ninguno de sus dos hermanos y para completar, no tenía ni una sola en su colegio, entonces en sus tiempos libres se dedicaba a mirar las nubes en el patio o sobre el pasto.

Un día Wendy salió de clases y empezó su camino a casa, como lo hace todos los días, por la misma ruta que toma a diario y pisando las mismas gritas que pisa de costumbre, pasando junto a la panadería del señor Woodgate y por la florería de la señora Browning, los saludaba, como siempre lo ha hecho, y seguía con su camino, pero esta vez, vio que un joven la estaba observando desde que ella emprendió su camino a casa, pero Wendy no le prestó mucha atención porque a ella nunca se le acercaban los jóvenes.

Misma hora de salida, ruta idéntica y de nuevo, la estaba siguiendo el mismo muchacho del día anterior, esta vez, Wendy se sintió muy asustada , y algo sorprendida, nunca nadie se había fijado en ella, además de sus padres de sus hermanos y de Nana, su perro; pero decidió seguir caminando fingiendo que no había visto a aquel muchacho.

Al día siguiente, ocurrió lo mismo, pero esta vez Wendy se llenó de valentía y cuando pasó la florería de la señora Browning se detuvo y dio la vuelta, frente a ella estaba un joven alto, de ojos grandes y cafés, de boca pequeña y dietes blancos, Wendy se enrojeció al instante, no podía creer que alguien así la estuviese siguiendo, y desde hace tres días sin descanso, entonces tuvo un impulso completamente involuntario, pronuncio una sola palabra, su nombre, nunca supo porque hizo semejante atrocidad porque era claro que ella no haría eso estando en sus cinco sentidos, uno de ellos se tuvo que haber desviado.

El joven rió sin razón alguna y, lógicamente, Wendy bajo la cabeza y se arrepintió de lo que había ocurrido, en siete segundos llegó a pensar en todo lo que habría ocurrido si ella lo hubiera dejado hablar primero o si no se hubiera detenido a mirar quien la seguía, pero después de ese pequeño lapso, el niño dijo su nombre, Peter Pan; Wendy levantó su cabeza y sonrió al instante, y como si se conocieran desde hace años hablaron toda la tarde.

A diario, cuando Wendy salía de clase, se encontraba con Peter junto a la florería y hablaban todo el camino, desde ahí hasta la casa. Wendy siempre sorprendía a Peter con sus amplios conocimientos a cerca de casi toso y Peter, además de fascinarse con todo lo que ella decía, le contaba historias maravillosas a cerca de una tierra que, supuestamente, existía y de los maravillosos seres que él había visto.

Wendy, por supuesto, siempre creyó que todo era un invento, que nada de lo que Peter decía era real, porque es algo difícil creer que exista un lugar al que solo puedas ir volando, incluso la idea de volar le parecía absurda, pero aun así ella no decía nada, porque, al parecer, estaba empezando a sentir un “no sé que” cada vez que lo veía.

Siempre se preguntó la razón por la cual la había seguido y en qué lugar la había visto, porque Londres es muy grande y que ocurriese eso sería casi como de cuentos, pero con el paso del tiempo se dejo de preocupar por el “¿cómo fue?” y se concentró más en el “¿qué podrá pasar?”.

Cada vez que sonaba la campana que anunciaba la salida, Wendy corría emocionada a encontrarse con Peter, pero esta vez, el pequeño joven la espero por mucho tiempo, ya habían pasado más de tres horas y ni un solo rastro de Wendy, así que muy indignado, salió corriendo y se perdió entre la niebla del día. ¿Qué pasó?, ¿por qué nunca llegó?, se preguntaba, y lloraba en silencio cada vez que pensaba en ella; lo que sucedió ese día con Wendy fue que su insoportable tía había decidido recogerla para llevarla a clases de costura, porque según ella, una señorita debe, por obligación, saber cocinar, cantar y coser.

Desde ese día Wendy no volvió a saber nada a cerca de Peter, porque él nunca volvió a pasar por ahí; lo que ella nunca supo, era que Peter a diario la observaba, siempre llegaba a las nueve de la noche a abrir su ventana y a observarla dormir. Todas las noches lo hizo, hasta que un día ella lo vio entrando al cuarto… Y esta historia ya la conocemos al derecho y al revés.

Así que de este modo fue que ocurrió, Wendy le contaba a sus hermanos las historias que un tal Peter Pan decía y que, además de eso, era el niño con el que soñaba todo las noches, hasta que lo volvió a ver.

La ciudad que veo (en el cine)


Justo antes de los Oscar

Es sábado en la noche, más o menos las 8:00 pm, clima relativamente templado que poco a poco se torna frío con el pasar del tiempo pero, dentro del lugar, casi no se siente y la gente se quita las chaquetas para no sentir calor.

Las filas son largas, sobre todo, la de las comidas y en la taquilla se escuchan los pequeños ruidos de la gente decidiendo qué película verán, si desean reír mientras ven la película o si quieren asustarse un poco, o tal vez algo de acción y emocionante o una de esas que conmueven.

Un lugar al cual una parte de la población asiste para divertirse y distraerse, salir un poco de la rutina semanal y tener un momento para compartir en pareja, en familia o con los amigos; los cinéfilos llegan antes de la función para tener asegurada su entrada a la película y de paso aprovechar  y comprar algo de comer porque “cine sin maíz pira no es cine”. Es allí, en el cine, donde a Maria Alejandra le gusta estar.

Maria Alejandra es una joven de 18 años, estudiante de Comunicación Audiovisual en el Politécnico Colombiano de Medellín, una persona apasionada por el cine, tanto así, que desea algún día llegar a ser directora, y está estudiando para lograr alcanzar. Como cualquier otra joven, tiene un atuendo informal, camisa, jeans y tenis y en su cara se refleja la emoción y el gusto que tiene por ver películas y sorprenderse cada vez más o, por otro lado, opinar acerca de esas que no le generaron sentimiento alguno.

Ella tiene una costumbre que muy pocas personas poseen: justo antes de los Oscar ve todas las películas que han sido nominadas para tener su propio criterio y juzgar, así sea para ella misma, las películas que escogieron como ganadoras, porque piensa que ver solo el filme que recibió el premio no tiene sentido ya que cada película es diferente, trata temas distintos, solo el simple hecho de tener un director diferente las hace totalmente opuestas entre sí, aparte de los actores y las historias.

Emocionada entra a la sala donde proyectan la película por la cual pagó para entrar, con la gaseosa en una mano y las crispetas en la otra, esperando sorprenderse y tachar una vez más la lista de cintas vistas y nominadas para los premios Oscar de este año.

Dentro de la sala se distinguían pocas cosas; estaba oscuro, como es de costumbre encontrarla, lo único que se podía distinguir con facilidad eran las pequeñas luces azules que alumbran en el piso que indican la fila en la que se deben sentar los espectadores, en los costados, las pequeñas lámparas alumbran con una luz muy tenue y justo antes de iniciar la película se apagan por completo.

Las personas hablan y ríen, mientras empieza el filme, comen de sus crispetas llenas de mantequilla y toman de sus gaseosas, algunas grandes otras pequeñas y otras de tamaño familiar, cargadas de hielo.

Cuando las lámparas se apagan, la sala se torna silencia de repente, lo único que se alcanza a escuchar es el ruido de las teclas de algunos celulares que aún no han sido apagados por sus dueños o uno que otro estornudo, de repente la multitud queda totalmente callada, la película ha iniciado interrumpiendo cualquier tipo de comunicación entre los espectadores, mantiene sus miradas fijas en la pantalla. Los pocos ruidos que se perciben son los de los sorbos de gaseosa y las manos que entran y salen de las cubetas de crispetas.

El filme avanza y poco a poco se va escuchando los suspiros, risas y leves llantos que son generados al público con cada sorpresa reveladora en el transcurso de la cinta.

Finalmente una imagen negra inunda la pantalla y pequeñas letras blancas van adornándola, las luces laterales se encienden de una manera muy tenue y las personas de los alrededores empiezan a pararse de sus asientos con las cubetas vacías y los vasos sin una sola gota de gaseosa, se acomodan uno detrás del otro justo en la puerta que indica la salida y uno a uno van abandonando la sala hasta dejarla completamente despojada de persona alguna.

Alejandra sale del lugar con una nueva película en su lista de vistas y con una posibilidad más para opinar acerca de las que salen en los premios de la academia, como cada año. 

domingo, 5 de mayo de 2013

Informe de lectura


Crónica de una muerte anunciada
Gabriel García Márquez

El libro Crónica de una muerte anunciada, publicada en 1981,es una novela que se desarrolla en un pequeño pueblo de la Costa Atlántica colombiana; un pueblo muy coloquial, en el que la esclavitud y la opresión hacia los afro descendientes sobresalía y era muy común para el tiempo. Aquí es donde vive Santiago Nasar, un joven hombre de descendencia árabe, de familia adinerada y con una vida muy normal. Él, después de la gran boda de Ángela Vicario y Bayardo San Román, es asesinado por los gemelos Pedro y Pablo Vicario.

La noche anterior al crimen, Santiago Nasar y toda la gente del pueblo asistieron a uno de los festejos más grandes que se pudo haber visto en este pueblo, la boda de Bayardo San Román y la joven Ángela Vicario, después del festín, los recién casados parten hacia su nuevo hogar, mientras la gente del pueblo sigue festejando hasta el amanecer. Bayardo San Román se da cuenta de que Ángela Vicario no es virgen, razón por la cual la devuelve a casa de sus padres; es ahí cuando Ángela Vicario confiesa que el culpable del suceso había sido Santiago Nasar.

Habiendo escuchado esto, sus hermanos, Pedro y Pablo, deciden ir en busca de Santiago y matarlo. Con el transcurso del tiempo, los gemelos revelan lo que harán con él, a cuanta persona veían por la calle, y de un momento a otro, todo el pueblo sabía que Santiago Nasar seria asesinado en la plaza principal del pueblo; todos, menos él.

Ángel Rama, ensayista uruguayo, en su ensayo Anticipada de una crónica de una muerte anticipada, manifiesta que la novela “se trata de la muerte del inocente, este escándalo de la razón y este erizamiento de la piedad ante las situaciones límites e incomprensibles, hoy, mañana y siempre”.

Según Héctor Valencia Goelke, en el análisis literario ¿Qué sabia Santiago Nasar?, comenta, “Una novela permite que se aten, o se traten de atar todos los cabos; un texto como Crónica de una muerte anunciada parece postular la conveniencia, la necesidad de que el autor lo deje inconcluso”.

Gabriel García Márquez nació el seis de Marzo de 1927, en Aracataca, un pequeño pueblo de la costa Atlántica colombiana. Es un escritor, novelista, cuentista, guionista y periodista. Ganador del premio Nobel de literatura en octubre de 1982.

Sus novelas se clasifican dentro del realismo mágico, según se cita en la editorial norma, género que caracterizó elBoom latinoamericano, época en la que García Márquez se desenvolvió y jugó un papel muy importante con su novela más famosa, Cien años de soledad(obra acreedora del premio Nobel).

Su primera novela publicada fue La hojarasca en 1955, ahí es cuando empieza su carrera como novelista. Ha publicado obras muy reconocidas como: El coronel no tiene quien la escriba (1961), Cien años de soledad (1967), Crónica de una muerte Anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), Del amor y otros demonios (1994) y, una de sus últimas novelas, Memoria de mis putas tristes (2004), citado en Wikipedia.

“Empecé a escribir por casualidad, sólo para demostrarle a un amigo que mi generación era capaz de tener escritores […] Después caí en la trampa de seguir escribiendo por gusto y luego en la trampa de que nada en este mundo me gustaba más que escribir”. Gabriel García Márquez.

Este libro se desarrolla en una época en la que la esclavitud de la raza afro descendiente se veía muy marcada. La mujer estaba subyugada en una sociedad patriarcal y machista en la que eran limitadas al trabajo de amas de casa y era muy común ver matrimonios arreglados por los padres de los novios desde que ellos eran niños.

Es una novela que genera emoción por saber cómo y por qué ocurrió lo que se narra. Cada vez que leía un párrafo, sentía la necesidad de llegar al final y resolver mis dudas, quería saber por qué querían matar a Santiago Nasar y cómo fue que Ángela Vicario perdió su virginidad. Aunque en el libro no se especifica quién fue el culpable, evidencian que Santiago Nasar no pudo haber sido y siempre lo muestran como un alma inocente.

La novela reúne sentimientos de angustia, dolor y tristeza, pero también de alegría y euforia, donde todos los habitantes del pueblo se ven involucrados y juegan un papel muy específico en el transcurso de la historia.

Ángela Vicario, una joven de veinte años que es forzada a casarse con Bayardo San Román, un forastero que llegó al pueblo en busca de una esposa. En la noche de bodas, Ángela es devuelta a casa de sus padres porque había perdido su virginidad antes del matrimonio y culpa a Santiago Nasar.

Era una joven callada y tímida, oprimida por su madre conservadora y rígida. Sabia coser y se reunía con un grupo de solteronas todas las tardes a reírse un rato y disfrutar un poco.
Nunca revelo la verdad de su virginidad, pero si revelo el amor que desarrollo por Bayardo San Román, la persona con la que había sido forzada a casarse. 

domingo, 17 de marzo de 2013

Un cuento diferente


La revolución de las puertas

En un planeta muy lejano habitaba la tribu Ashñagña, una población de puertas fabulescas, donde vivía nuestro amigo Fígaro, él era una pequeña puerta de madera  revolucionaria que creía en muchas cosas fuera de lo común, como que el cielo era verde. Sus coterráneos opinaban que era un loco porque en realidad el cielo no era verde, era rojo.

Un día Fígaro  estaba caminando por el bosque cuando de repente escuchó un hermoso canto que llamó su atención, él se acercó a investigar de dónde provenía el sonido. Caminó y caminó hasta que encontró detrás de unos arbustos diez puertas de madera que estaban en un ritual de adoración  a su deidad, el cielo verde.Él muy sorprendido de encontrar a otros que compartieran su visión del mundo se unió a su celebración. Después de acabar el ritual, Fígaro se presentó ante las puertas que harían parte de su nueva etapa de vida, tal vez la más  importante hasta el momento.

Este grupo comenzó a planear un ataque contra las puertas de metal, ya que ellos fueron quienes los exiliaron porque no compartían su idea de ver el cielo rojo. Meses después de haberlo planeado con tanto esfuerzo decidieron atacar la aldea esa misma noche; entraron como bestias en caballos  y Fígaro era quien  encabezaba el ejército revolucionario. Todos quedaron muy sorprendidos  porque el ejército de las puertas de metal estaba preparado para el ataque. Decenas de puertas morían cada hora que transcurría. Mientras todo esto ocurría, Fígaro estaba pasmado por la belleza de una singular puerta de metal llamada Galina que, al parecer, sentía lo mismo porque sus miradas se cruzaron en todo momento. Cuando se estaban acercando y ya estaban a punto de darse su deseado beso, una bala atravesó el corazón de Fígaro dejándolo muerto.

El ejército de las puertas de madera notó que su líder había muerto y con más rabia decidieron vengar su honor dejando así, solo a Galina y a un miembro del ejército de madera vivos. Ella, al ver que esta guerra había sido en vano, decidió arreglar las cosas al amanecer de la manera más racional, hablando. Se acercó sigilosa a conversar con él y en medio de la plática descubrió que las puertas de madera, en realidad, eran daltónicas y el motivo de su lucha era hacer respetar su condición y ser aceptados por la sociedad.

MORALEJA:no discrimines a los demás porque no sabes en que condición pueden estar.

El sentido

Este es uno de los hechos mas importantes dentro de mi vida


La música es vida 

Mi nombre es Daniela Cepeda Zúñiga, nací el 24 de julio de 1996 en Palmira, Valle del Cauca. A los seis meses tuvimos mis padres y yo tuvimos que dejar Palmira, por cuestiones de empleo, a Santander y allí viví parte mi vida, conocí gente maravillosa que me acompañó, me apoyó, con ellos lloré pero también reí, para mi es mejor disfrutar cada momento y aprovechar haber experimentado todas las cosas buenas que tiene la vida.
Soy una persona alegre, que se ríe por cualquier cosa que pase ó que digan, incluso, hasta el punto de llorar de risa; pero no voy a negar que, como cualquier ser humano, a veces siento nostalgia y tristeza, y la necesidad de llora para poder descansar de lo que siento aparece. A veces desearía no sentir ese tipo de sensaciones, quisiera únicamente disfrutar de cada segundo de mi vida, pero pienso que el sufrimiento es una de esas partes importantes del camino.

Suena cruel decirlo, pero, durante nuestra vida, el sufrimiento se infiltra como si fuese casi una obligación sentirlo, a tener un constante cambio de emociones, así como en la música, un constante cambio de matices, que es lo que la hace tan agradable y emocionante a la vez, empiezan con una hermosa melodía que después genera tensión casi indescriptible y, finalmente, resuelve al sonido más relájate, alegre y pasivo que nos deja con la boca abierta y una extraña sensación de agrado y tranquilidad.
El hecho que ha marcado mi vida completamente, fue acercarme a la música, escucharla, sentir una conexión extraña y fascinante e interpretarla me conecta mucho más a ella. Desde pequeña, he tenido contacto con ella, mi mamá solía cantarme mucho y mi papá, que no sabe cómo hacerlo, optaba por ponerme un casete.

Cuando tenía cinco años, en mi colegio se habló de una escuela de música, que hasta ahora iniciaba, y de alguna manera, sentí que ella era la que me estaba diciendo que entrara, y así fue.

A los seis años, nos mudamos, y continué ampliando mi conocimiento a cerca de música e intentar hacerlo desde la interpretación de un instrumento en particular, y por ese tiempo decidí tocar el violín. Mis padres tuvieron la oportunidad de conseguírmelo y, a su vez, quien pudiera enseñarme a interpretarlo. Cuando escuché la primera pieza ejecutada por mí, aunque bastante sencilla, quede asombrada porque por fin logré lo que anhelaba.

Tuvimos que mudarnos de nuevo, y llegamos al lugar donde pasé los mejores años de mi vida, hasta el momento, que espero no olvidar. Allá continué estudiando violín, pero hubo otro instrumento que llamo mi atención, esta vez con más fuerza, como si estuviese gritando, afortunadamente sentí sus gritos, sentí que tenía que explorar lo que se podía experimentar interpretándolo y llegué a él, y con él he durado hasta el día de hoy, con él he desahogado tristezas y rabias, he descubierto las maravillas de la música y he podido acercarme más a ese mundo maravilloso. Ese instrumento es el piano, con el que he compartido los mejores momentos durante seis años y así no sea una de las mejores intérpretes y me falte mucho camino para poder llegar a tocar esas piezas maravillosas que muchos hemos escuchado como las de Bach, Chopin, Mozart, Beethoven y otros grandes músico que se han destacado en la historia, siento que algún día podre llegar a hacerlo, y trabajare por conseguirlo.