Lo que siempre nos ocultaron
Seguramente
todos hemos escuchado la historia de tres pequeños niños: Wendy, John y
Michael; ellos vivían en una casa a las afueras de Londres. Nos han dicho que a
Wendy le encantaba contar historias de un “amigo que de vez en cuando la
visitaba”, lo curioso es que nunca nos dijeron como este dichoso amigo llegaba
a la casa de una niña cualquiera a “observarla dormir”, porque, supuestamente,
él nunca se atrevió a hablarle ni a despertarla.
Y
siempre me pregunté, ¿cómo Wendy lo conocía si él nunca la despertó? Entonces,
al instante noté que siempre hubo una parte de la historia que nos ocultaron y
hoy les diré lo que descubrí después de haber investigado en todas las fuentes
que estaban a mi alcance.
Wendy
estudiaba en un colegio femenino, ella nunca había tenido la oportunidad de
hablar con un niño que no fuese ninguno de sus dos hermanos y para completar,
no tenía ni una sola en su colegio, entonces en sus tiempos libres se dedicaba
a mirar las nubes en el patio o sobre el pasto.
Un
día Wendy salió de clases y empezó su camino a casa, como lo hace todos los
días, por la misma ruta que toma a diario y pisando las mismas gritas que pisa
de costumbre, pasando junto a la panadería del señor Woodgate y por la florería
de la señora Browning, los saludaba, como siempre lo ha hecho, y seguía con su
camino, pero esta vez, vio que un joven la estaba observando desde que ella
emprendió su camino a casa, pero Wendy no le prestó mucha atención porque a
ella nunca se le acercaban los jóvenes.
Misma
hora de salida, ruta idéntica y de nuevo, la estaba siguiendo el mismo muchacho
del día anterior, esta vez, Wendy se sintió muy asustada , y algo sorprendida,
nunca nadie se había fijado en ella, además de sus padres de sus hermanos y de
Nana, su perro; pero decidió seguir caminando fingiendo que no había visto a
aquel muchacho.
Al
día siguiente, ocurrió lo mismo, pero esta vez Wendy se llenó de valentía y
cuando pasó la florería de la señora Browning se detuvo y dio la vuelta, frente
a ella estaba un joven alto, de ojos grandes y cafés, de boca pequeña y dietes
blancos, Wendy se enrojeció al instante, no podía creer que alguien así la
estuviese siguiendo, y desde hace tres días sin descanso, entonces tuvo un
impulso completamente involuntario, pronuncio una sola palabra, su nombre,
nunca supo porque hizo semejante atrocidad porque era claro que ella no haría
eso estando en sus cinco sentidos, uno de ellos se tuvo que haber desviado.
El
joven rió sin razón alguna y, lógicamente, Wendy bajo la cabeza y se arrepintió
de lo que había ocurrido, en siete segundos llegó a pensar en todo lo que
habría ocurrido si ella lo hubiera dejado hablar primero o si no se hubiera
detenido a mirar quien la seguía, pero después de ese pequeño lapso, el niño
dijo su nombre, Peter Pan; Wendy levantó su cabeza y sonrió al instante, y como
si se conocieran desde hace años hablaron toda la tarde.
A
diario, cuando Wendy salía de clase, se encontraba con Peter junto a la
florería y hablaban todo el camino, desde ahí hasta la casa. Wendy siempre
sorprendía a Peter con sus amplios conocimientos a cerca de casi toso y Peter,
además de fascinarse con todo lo que ella decía, le contaba historias
maravillosas a cerca de una tierra que, supuestamente, existía y de los
maravillosos seres que él había visto.
Wendy,
por supuesto, siempre creyó que todo era un invento, que nada de lo que Peter
decía era real, porque es algo difícil creer que exista un lugar al que solo
puedas ir volando, incluso la idea de volar le parecía absurda, pero aun así
ella no decía nada, porque, al parecer, estaba empezando a sentir un “no sé
que” cada vez que lo veía.
Siempre
se preguntó la razón por la cual la había seguido y en qué lugar la había
visto, porque Londres es muy grande y que ocurriese eso sería casi como de
cuentos, pero con el paso del tiempo se dejo de preocupar por el “¿cómo fue?” y
se concentró más en el “¿qué podrá pasar?”.
Cada
vez que sonaba la campana que anunciaba la salida, Wendy corría emocionada a
encontrarse con Peter, pero esta vez, el pequeño joven la espero por mucho
tiempo, ya habían pasado más de tres horas y ni un solo rastro de Wendy, así
que muy indignado, salió corriendo y se perdió entre la niebla del día. ¿Qué
pasó?, ¿por qué nunca llegó?, se preguntaba, y lloraba en silencio cada vez que
pensaba en ella; lo que sucedió ese día con Wendy fue que su insoportable tía
había decidido recogerla para llevarla a clases de costura, porque según ella,
una señorita debe, por obligación, saber cocinar, cantar y coser.
Desde
ese día Wendy no volvió a saber nada a cerca de Peter, porque él nunca volvió a
pasar por ahí; lo que ella nunca supo, era que Peter a diario la observaba,
siempre llegaba a las nueve de la noche a abrir su ventana y a observarla
dormir. Todas las noches lo hizo, hasta que un día ella lo vio entrando al
cuarto… Y esta historia ya la conocemos al derecho y al revés.
Así
que de este modo fue que ocurrió, Wendy le contaba a sus hermanos las historias
que un tal Peter Pan decía y que, además de eso, era el niño con el que soñaba
todo las noches, hasta que lo volvió a ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario