Justo antes de los Oscar
Es
sábado en la noche, más o menos las 8:00 pm, clima relativamente templado que
poco a poco se torna frío con el pasar del tiempo pero, dentro del lugar, casi
no se siente y la gente se quita las chaquetas para no sentir calor.
Las
filas son largas, sobre todo, la de las comidas y en la taquilla se escuchan
los pequeños ruidos de la gente decidiendo qué película verán, si desean reír
mientras ven la película o si quieren asustarse un poco, o tal vez algo de
acción y emocionante o una de esas que conmueven.
Un
lugar al cual una parte de la población asiste para divertirse y distraerse,
salir un poco de la rutina semanal y tener un momento para compartir en pareja,
en familia o con los amigos; los cinéfilos llegan antes de la función para
tener asegurada su entrada a la película y de paso aprovechar y comprar algo de comer porque “cine sin maíz
pira no es cine”. Es allí, en el cine, donde a Maria Alejandra le gusta estar.
Maria
Alejandra es una joven de 18 años, estudiante de Comunicación Audiovisual en el
Politécnico Colombiano de Medellín, una persona apasionada por el cine, tanto
así, que desea algún día llegar a ser directora, y está estudiando para lograr
alcanzar. Como cualquier otra joven, tiene un atuendo informal, camisa, jeans y
tenis y en su cara se refleja la emoción y el gusto que tiene por ver películas
y sorprenderse cada vez más o, por otro lado, opinar acerca de esas que no le
generaron sentimiento alguno.
Ella
tiene una costumbre que muy pocas personas poseen: justo antes de los Oscar ve
todas las películas que han sido nominadas para tener su propio criterio y
juzgar, así sea para ella misma, las películas que escogieron como ganadoras,
porque piensa que ver solo el filme que recibió el premio no tiene sentido ya que
cada película es diferente, trata temas distintos, solo el simple hecho de
tener un director diferente las hace totalmente opuestas entre sí, aparte de
los actores y las historias.
Emocionada
entra a la sala donde proyectan la película por la cual pagó para entrar, con
la gaseosa en una mano y las crispetas en la otra, esperando sorprenderse y
tachar una vez más la lista de cintas vistas y nominadas para los premios Oscar
de este año.
Dentro
de la sala se distinguían pocas cosas; estaba oscuro, como es de costumbre
encontrarla, lo único que se podía distinguir con facilidad eran las pequeñas
luces azules que alumbran en el piso que indican la fila en la que se deben
sentar los espectadores, en los costados, las pequeñas lámparas alumbran con
una luz muy tenue y justo antes de iniciar la película se apagan por completo.
Las
personas hablan y ríen, mientras empieza el filme, comen de sus crispetas
llenas de mantequilla y toman de sus gaseosas, algunas grandes otras pequeñas y
otras de tamaño familiar, cargadas de hielo.
Cuando
las lámparas se apagan, la sala se torna silencia de repente, lo único que se
alcanza a escuchar es el ruido de las teclas de algunos celulares que aún no
han sido apagados por sus dueños o uno que otro estornudo, de repente la multitud
queda totalmente callada, la película ha iniciado interrumpiendo cualquier tipo
de comunicación entre los espectadores, mantiene sus miradas fijas en la
pantalla. Los pocos ruidos que se perciben son los de los sorbos de gaseosa y
las manos que entran y salen de las cubetas de crispetas.
El
filme avanza y poco a poco se va escuchando los suspiros, risas y leves llantos
que son generados al público con cada sorpresa reveladora en el transcurso de
la cinta.
Finalmente
una imagen negra inunda la pantalla y pequeñas letras blancas van adornándola,
las luces laterales se encienden de una manera muy tenue y las personas de los
alrededores empiezan a pararse de sus asientos con las cubetas vacías y los
vasos sin una sola gota de gaseosa, se acomodan uno detrás del otro justo en la
puerta que indica la salida y uno a uno van abandonando la sala hasta dejarla
completamente despojada de persona alguna.
Alejandra
sale del lugar con una nueva película en su lista de vistas y con una posibilidad
más para opinar acerca de las que salen en los premios de la academia, como
cada año.
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